La Guerra de Restauración
La Guerra de
Restauración, La Separación y la Revolución Constitucionalista y Guerra Patria
de Abril, constituyen acontecimientos en los que los dominicanos han dado
demostración de poseer una profunda y verdadera vocación de independencia y
autodeterminación; de ser un conjunto organizado de hombres y mujeres, dueños
de una arraigada consciencia de nación: de saber valorar su natural e
inalienable derecho al libre albedrío y a la paz; de conformar un pueblo
que también alberga en su pecho todo el coraje y la valentía necesaria
para luchar en defensa de su patria y de su libertad.
Patria que todavía necesita nuestra
dedicación para una mejor educación y formación de nuestro país, derrotando
ahora la delincuencia, corrupción y drogas y preservando todo nuestros valores,
cultura y tradiciones, anulando los esfuerzos negativos y peligrosos de los que
nunca han creído ni querido a este hermoso y maravilloso bueno pueblo dominicano.
Es difícil restaurar la
solemnidad del acontecimiento histórico más relevante de la nación sin eliminar
el andamiaje artificial que caracterizan las ofrendas florales, desfiles,
publicaciones y discursos, con los que sólo se cumple con la formalidad del
momento.
Donde el pueblo dominicano,
deben armarse con su pensamiento y su acción, para evitar que un grupo reducido
de malos dominicanos entreguen nuestra soberanía en bandeja de plata a los
insaciables y voraces sectores que atentan contra nuestra dominicanidad.
En la actualidad, existen
quienes por alcanzar algunos beneficios, son partidarios de que el país pierda
su soberanía, que es lo mismo que perder de manera real su independencia.
Son los Santana, los Báez, y los Bobadilla de hoy
a los que para entonces, identificó Duarte, como enemigo del pueblo y la nación
dominicana.
Si en verdad queremos dejar claramente expresado el alto sentido de gratitud patriótica por la obra de Luperón y los trinitarios, debemos estar dispuestos a defender la honra y la vergüenza del más puro y abnegado de los dominicanos. Debemos defender el derecho de ser independientes y soberanos, como nos lo enseñó el patricio, significa luchar por no perder nuestra calidad y capacidad de autogobernarnos. Honrar a Gregorio Luperón y su memoria, es impedir la injerencia en nuestras cosas, de cualquier otro Estado o potencia, más si dicha injerencia es para perjudicarnos.
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